Dying Light: The Beast, originalmente concebido como un DLC para Dying Light 2, terminó transformándose en un título independiente que muchos jugadores perciben como la verdadera secuela. Ambientado en Castor Woods, el juego cambia los paisajes urbanos densos por bosques, acantilados y lagunas, pero mantiene espacios diseñados para el parkour. La movilidad es más fluida, ya que la resistencia no limita cada movimiento, y el combate se enriquece con las nuevas Beast Powers, que dotan al protagonista de una fuerza y agilidad descomunales. La pregunta clave, sin embargo, es cómo responde el juego en PC a nivel técnico.
Rendimiento real y presiones técnicas principales
De acuerdo con análisis de sitios como PC Gamer y DSOGaming, el apartado técnico de The Beast tiene luces y sombras. Lo primero que hay que mencionar es que el título no incluye ray tracing en su lanzamiento, aunque Techland confirmó que lo añadirá en una actualización futura. En pruebas con una RTX 5090, corriendo en 4K nativo con DLAA y configuraciones al máximo, se alcanzaron entre 80 y 100 fps en interiores y zonas de menor carga visual. Sin embargo, en áreas abiertas más densas, el rendimiento cae aunque sin llegar a comprometer la experiencia jugable.
Otro aspecto a destacar es el papel de la memoria de video. Las tarjetas con menos de 8 GB de VRAM enfrentan dificultades notables, con caídas de rendimiento y stuttering, algo que ya advirtió PC Gamer al señalar que los modelos con 6 GB sufren especialmente en resoluciones medias y altas. El motor sigue siendo el C-Engine, con mejoras puntuales respecto a entregas anteriores, pero aún arrastra debilidades en texturas, distancia de dibujo y ciertos efectos lumínicos que se sienten rezagados frente a motores como Unreal Engine 5.
Presets, VRAM, tecnologías de escalado y qué GPU se necesita para 60 fps
Para jugar de forma estable, los requisitos varían mucho según la resolución. A 1080p, con una RTX 3060 Ti, una RTX 4060 Ti o una RX 7700 XT se pueden conseguir 60 fps incluso en configuraciones altas, siempre que se aproveche el escalado. En 1440p, el escenario se vuelve más exigente y lo ideal es contar con una RTX 4070 o una RX 7900 GRE para mantener la fluidez, aunque subir de Medium a High implica una carga considerable si no se usa DLSS o FSR. En 4K, en cambio, solo las tarjetas de gama más alta permiten alcanzar tasas de frames realmente fluidas; la RTX 5090 puede ofrecer entre 80 y 100 fps con DLAA en interiores, mientras que modelos como la RTX 4080 también entregan resultados sólidos si se realizan algunos ajustes.
Resolución | Preset típico / ajustes / escalado recomendado | GPU adecuada | CPU recomendada | Comentarios sobre VRAM y rendimiento |
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1080p | Low-Medium, o High con DLSS/FSR | RTX 3060 Ti, RTX 4060 Ti, RX 7700 XT | Intel Core i5-12400F / Ryzen 5 5600 | Con 8 GB de VRAM no hay problemas; con 6-7 GB se necesita bajar detalles. |
1440p | Medium / High con escalado | RTX 4070, RX 7900 GRE | Intel Core i5-12400F / Ryzen 5 5600 | La diferencia entre Medium y High se nota mucho sin upscaling. |
4K | Máximos sin RT + DLAA / escalado | RTX 4080, RTX 5090 | Intel Core i5-13600K / Ryzen 7 5800X3D | Buen rendimiento, pero en escenarios abiertos la CPU es más exigida. |
4K + RT | Ultra con Ray Tracing y escalado | RTX 4080, RTX 5090 | Intel Core i7-13700K / Ryzen 7 7800X3D | Se requieren al menos 16 GB de VRAM; ray tracing demanda CPU y GPU extra. |
Las tecnologías de escalado como DLSS, FSR y XeSS resultan prácticamente indispensables al jugar en resoluciones altas. Sin ellas, incluso tarjetas potentes pueden caer a 40-50 fps en escenarios complejos. En cuanto al procesador, conviene tener en cuenta que, aunque el motor del juego aprovecha bien múltiples núcleos, los escenarios abiertos y con mayor densidad de NPCs tienden a generar mayor demanda de CPU. Para resoluciones como 1080p o 1440p, un Intel Core i5-12400F o un AMD Ryzen 5 5600 ofrecen un rendimiento más que suficiente. Si el objetivo es jugar en 4K o sacar el máximo partido de tarjetas de gama alta como la RTX 4080 o la RTX 5090, resulta recomendable contar con un Intel Core i5-13600K o un Ryzen 7 5800X3D. Finalmente, para quienes buscan un sistema más preparado para futuras actualizaciones y la llegada del ray tracing, procesadores como el Intel Core i7-13700K o el Ryzen 7 7800X3D aseguran evitar cuellos de botella y ofrecer mayor estabilidad a largo plazo.
Aciertos, limitaciones gráficas y expectativa de mejoras futuras
El rendimiento de Dying Light: The Beast logra brillar en varios aspectos. El parkour es más ágil y responde de manera natural, lo que se siente especialmente en entornos verticales. Además, en interiores y zonas con menor densidad gráfica, los fps se mantienen altos y estables incluso en 4K con hardware de gama alta. El título también ofrece un abanico de opciones gráficas que permiten ajustar sombras, partículas y efectos ambientales, lo que facilita encontrar un punto de equilibrio entre calidad visual y rendimiento.
No obstante, hay limitaciones evidentes. Las texturas muestran poca definición al acercarse, lo que reduce la inmersión visual en comparación con otros lanzamientos recientes. También se percibe pop-in de objetos y entornos al desplazarse rápidamente por el mapa, y las diferencias entre configuraciones altas y bajas no siempre justifican el impacto en fps. A esto se suma la falta de ray tracing, que si bien llegará más adelante, hoy deja la sensación de un apartado gráfico incompleto.
Con futuras actualizaciones, Techland promete mejorar este panorama, sobre todo con la inclusión del ray tracing y posibles ajustes en el manejo de texturas y distancias de renderizado. Si esto se cumple, la experiencia en PC podría alcanzar un estándar más acorde con la ambición del proyecto.
Veredicto final
Dying Light: The Beast se presenta como un título sólido en lo técnico, aunque con margen de mejora. Con 8 GB de VRAM o más y tecnologías de escalado activas, es posible disfrutarlo a 1080p o 1440p con gran fluidez. En 4K, la experiencia es viable solo para los equipos más potentes, y habrá que esperar a los próximos parches para ver el impacto del ray tracing.
En su estado actual, es un juego que combina buen rendimiento con ciertas limitaciones gráficas, logrando una experiencia disfrutable para quienes priorizan la jugabilidad sobre el apartado visual más puntero.